26 de enero de 2016

Eliminando desperdicios en la Administración Pública

Ha caído en mis manos un libro llamado "Claves del Mundo de los Negocios" y hojeándolo he leído, en un apartado llamado Juegos de Dirección, lo siguiente:

La suboptimización se produce cuando un directivo apoya a una parte de la empresa en perjuicio de los intereses generales de la empresa. Algunos directivos sufren de estrechez de miras ya que se encuentran muy unidos a determinados departamentos o empresas subsidiarias, mientras que otros directivos padecen miopía ya que el resultado les afectará personalmente.

Y me ha dado que pensar, en la Administración Pública.

Buscando el concepto de suboptimización encuentro que Hitch y McKean lo definen 'como‘un “intento por encontrar soluciones óptimas (o, por lo menos, las más cercanas al nivel óptimo) a problemas parciales, más que al problema general de la organización en cuyo bienestar o utilidad estemos interesados” [1].

La organización mas propensa a sufrir las ineficiencias que produce la suboptimización puede ser la Administración Pública, una organización poco abierta, con departamentos cerrados (casi opacos), lo que hemos llamado Reinos de Taifas. Cada uno hace la guerra por su lado, olvidándose de el resto. Y aún cuando no se llegue a estos extremos, la Administración Pública es muy dada a centrarse en ciertos servicios intentando optimizarlos, pudiendo en bastantes casos no conducir a la optimización del sistema en su conjunto, incluso a la suboptimización.

Se ponen ejemplos de grandes empresas donde se explica que la dirección, consejeros y directores, suelen ser subsistemas en sí mismos, con objetivos e intereses distintos a los de la empresa. No os quiero contar lo que ocurre en los tres niveles administrativos con los objetivos e intereses de Gobierno vs Administración.

Ahondando un poquito más en Google encontramos cosas muy interesantes:

Sin embargo, como una nota de advertencia, no podemos utilizar el temor de una potencial sub-optimización como una excusa para no perseguir vigorosamente la mejora a través de la eliminación de residuos. Cuando el desperdicio existe en el sistema, debemos identificarlo y eliminarlo. Si es verdadero desperdicio, debemos ser capaces de eliminarlo sin tener un impacto negativo en el sistema. Aún que esto tal vez pueda requerir un re-diseño de diversos aspectos del sistema que no están en armonía con los conceptos esbeltos. Suboptimización, cuando sale mas caro el caldo…

Me da por pensar que no sacamos la basura tan a menudo como sería necesario. Así tenemos la casa.

Prometo seguir investigando el tema. Aunque hoy en día las promesas creo que están muy sobrevaloradas.




[1] La implementación de las políticas. Luis F. Aguilar Villanueva (Estudio introductorio y edición) Página 195.

2 comentarios:

  1. ¡Que lucidez, Antonio!
    Y yo tantos años viendo como aparecer y reaparecer una y otra vez esa enfermedad tan típica de la administración y de la que no conocía el nombre: suboptimización.
    Ojalá supieramos cómo erradicarla.
    Ahora, por lo menos, tengo el nombre del diagnóstico.

    Gracias

    @arati

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario Judith. Me dejó sorprendido lo que leí, y como digo al terminar el post prometo seguir investigando, y esperemos entre todos arrojar un poco más de luz sobre como podríamos enfocar el asunto dentro de la administración pública, algo que no carece de dificultad, como ya sabes ;-)

      Eliminar