Di Maio nos avisa que el uso de las redes sociales por parte de la Administración Pública debe lograr un mejor equilibrio entre los usos corporativos y el que realizan sus trabajadores de modo personal, para de esta manera generar mayor valor y más sostenible.
Destaca tres aspectos:
- El fracaso de las iniciativas corporativas a la hora de hacerlas sostenibles y productivas está llevando a las organizaciones gubernamentales a reevaluar su uso.
- Satisfacer al mismo tiempo las necesidades de los individuos, la comunidad y la propia organización permitirá a las administraciones públicas hacer un uso sostenible y productivo de los medios sociales.
- Los esfuerzos del gobierno en redes sociales son más propensos a tener éxito si reconocen que los medios sociales son mucho más que una herramienta para la comunicación, las relaciones públicas y la participación ciudadana.
Cree firmemente Di Maio que la sostenibilidad del uso productivo de medios sociales en el gobierno requiere un vínculo más explícito entre tres objetivos:
- Los objetivos de la organización gubernamental, que presumiblemente están vinculado a uno o varios de sus objetivos estratégicos.
- Los objetivos del empleado individual, que suelen ser compartir e incrementar experiencias, capacidades y rendimiento, viendo la incapacidad de resolver un problema con las herramientas tradicionales o simplemente para hacer más agradable su trabajo.
- El objetivo de las distintas comunidades - internas, externas o ambas cosas - que reúnen a los empleados, sus compañeros de otras administraciones o socios, y ciudadanos.
Hace unos años las políticas de uso de medios sociales trataban de las necesidades de la organización, centrándose en lo que los empleados no deberían hacer para no violar su código de conducta y de cómo debería ser la presencia corporativa de la organización y su participación online.
Las políticas de uso más recientes tratan sobre cómo las organizaciones y sus empleados (en su vertiente profesional) deben comprometerse con las comunidades ya existentes, con el fin de aprovechar el impulso creado por ese objetivo común.
Sin embargo, en ambos casos, el papel del empleado es visto como subordinado a una estrategia de organización o limitado a un uso estrictamente personal de estos medios de comunicación social, sin ninguna relevancia profesional.
En realidad, los medios sociales son una herramienta para la participación de la gente, y sus mayores ventajas pueden lograrse a través de una combinación de usos personal y profesional. Esto no quiere decir que las políticas no deberían limitar los comportamientos de los empleados, que pueden comprometer a la organización o incluso a ellos mismos. Pero no se debe impedir la posibilidad de que las personas utilicen los medios sociales para mejorar su productividad o fomentar la innovación a la hora de desarrollar su trabajo.
No puedo estar más de acuerdo con esta visión. Visión que coincide casi en su totalidad con las ideas que he defendido a lo largo de los últimos años, y que iré detallando en futuras entradas de este blog.